viernes, 5 de noviembre de 2010

DIA DE LOS DIFUNTOS




La Conmemoración de los Fieles Difuntos, popularmente llamada Día de Muertos o Día de Difuntos, es una celebración cristiana que tiene lugar el día 2 de noviembre, cuyo objetivo es orar por aquellos fieles que han acabado su vida terrena y, especialmente, por aquellos que se encuentran aún en estado de purificación en el Purgatorio.

La Muerte es Parte Importante de la Vida

En las comunidades andinas, la muerte es considerada como parte de la vida. Es decir, la muerte no constituye una tragedia en la vida de los andinos, más bien, la muerte es como una conclusión, cumplimiento y culminación de una etapa de la vida. Es una llegada a un momento de la permanencia en la existencia de los seres. La muerte para el andino, nunca es el final o la terminación del ser; es continuidad del ser dentro de la totalidad existencial y universal.
Paradigma: el Ciclo Vital Andino
Es en este sentido que los andinos entendemos que la muerte es como un viaje a otra dimensión de la vida. Aún así, no es posible dejar la pertenencia a este mundo. Los muertos viven en permanente atención y relación con sus familiares y la comunidad. Esta realidad de relaciones del alma con los vivos, incluso se logra después de los tres años, cuando se despide para el encuentro con el origen. A los difuntos de les puede llamar cuando es necesario.
A partir de la experiencia de la muerte en las comunidades andinas, se comprende el sentido de la trascendencia e inmanencia del espíritu de los seres. Después de la muerte podemos estar en el más allá y también en el mundo de los vivos.
Consideramos que la experiencia de la muerte es algo muy importante en la vida. Es importante para quien llegará ese momento de morir y es también importante para la misma comunidad. Estamos hablando de una experiencia personal y comunitaria que afectará o beneficiará a todos.
La llegada de la muerte debe ser esperada y preparada de una manera muy adecuada. Podemos compartir tantas experiencias en relación a la espera de la muerte, donde se ve que ese momento es más importante que el mismo hecho de estar viviendo. Se muestra también en estas experiencias de cómo se da todo lo necesario material y espiritualmente para la llegada de la muerte. No ocurre lo mismo, cuando sería necesario para conservar vivo el cuerpo de una persona.
Lo importante es morir bien, ser bien atendido en la muerte y después de la muerte. En nuestras comunidades, los funerales realmente tienen el carácter festivo. Se presenta una gran abundancia de comidas, bebidas, colaboración solidaria de la comunidad, gastos fuertes de dinero. El muerto debe ser bien atendido, celebrado y despedido con todo lo que necesita.
"Ujllatamin wañunchij kay kawsaypiqa", "Solamente una vez morimos en esta vida". Así también, una vez se tiene el derecho a la mejor atención. En este sentido, las almas tienen sus propias exigencias, según sus costumbres y tradiciones conservadas durante su vida. En este sentido, tenemos que manifestar que estas atenciones al difunto no solamente responden a los miedos al castigo o penas del alma; más bien, responden al mismo hecho del sentido de la muerte, dentro de la percepción andina del mismo.




La Fiesta de los Difuntos: Las Almas Vuelven

La fiesta de los difuntos, en las comunidades andinas, así como en otras comunidades indígenas de América Latina, es muy importante. La tradición nos cuenta que, desde tiempos muy antiguos, nuestros antepasados cultivaban costumbres y tradiciones en torno a la fiesta de los difuntos, las mismas que se celebraban, y se celebran hoy, durante el mes de Noviembre.
La fiesta de Todos Santos del primer año será de bastante importancia. Es en realidad la primera espera del ser querido que ha fallecido. Los preparativos para esta fiesta se realizan con sumo cuidado. No es bueno que falte algo que puede ser buscado o necesitado por el alma que retorna, para compartir con los suyos.
Todos Santos del primer año, también se conoce como la "fiesta del alma nueva" (musuj alma). Todos lo detalles de esta fiesta serán también bien observados por los integrantes de la comunidad. Tenemos un ayni que cumplir con el alma y como tal tenemos que brindar lo mejor en esta primera espera. Realmente no sólo se trata de un cariño que puede ser expresado al difunto, sino que es una expresión de responsabilidad y compromiso frente a los nuestros que se despidieron de esta vida.
El segundo año la fiesta de Todos Santos, si bien es también de bastante importancia, ya no es tan exigente como la del primer año. Los elementos que acompañan las mesas de espera o de ofrendas, no son tan abundantes como en el primer año de espera. Sin embargo, el grado de compromiso y responsabilidad permanece sólido como en la primera fiesta.
El tercer año de fiesta, es aún más sencillo en cuanto a su preparación y el aporte de elementos en la mesa de ofrendas. Pero por otra parte tiene su propia importancia la espera del difunto en el tercer año, por cuanto las almas se despiden definitivamente con la kacharpaya de esa fiesta del tercer año.

La espera de los angelitos



 
Conclusión: el Retorno al Principio
La muerte es un paso trascendental en la vida porque la vida retorna a su principio, así es la experiencia andina de la muerte.
Desde una percepción de la cosmovisión andina sabemos que los "ajayus" _las almas de los difuntos_vuelven para compartir en la convivencia de difuntos y vivos de la comunidad. Esta convivencia da sentido de unidad y restauración de la armonía cósmica.
La fiesta de los difuntos proyecta a las comunidades andinas hacia un sentido de esperanza y realización de la humanidad, incluso más allá de la territorialidad temporal. Las almas contribuyen en la restauración de la armonía y el equilibrio de las relaciones existenciales. Son tiempos propicios para el inicio de una vida nueva.

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